A menudo se plantea como un enfrentamiento entre el creacionismo y el evolucionismo, pero en el fondo no deja de ser una confrontación más general entre los pilares del cristianismo y los de la ciencia misma. Son posturas destinadas a no encontrarse jamás porque parten de principios totalmente opuestos. El problema y la indignación vienen cuando los que defienden la postura religiosa creacionista, pretenden hacerla pasar por ciencia. Se habrán dado cuenta de que la ciencia es el rigor y la seriedad, el caballo ganador, mientras que la religión pierde fuerza y adeptos en un mundo progresivamente más laico o, por lo menos, cada vez más escéptico, y pretenden valerse del aura de prestigio que tiene la ciencia, maquillando su postura haciéndola pasar por lo que no es ni nunca podrá ser: una teoría científica.
Cabe mencionar que no todos los creacionistas están en contra de la teoría de la evolución, y frente a los creacionistas antievolucionistas, que son los que están armando revuelo, están los creacionistas pro-evolucionistas, que no solo aceptan la teoría de la evolución natural no viéndola incompatible con la existencia de un creador, sino que además simplemente ven en el creacionismo un complemento filosófico o religioso que no pretende interferir ni contradecir a la ciencia. Saben separar la ciencia de la religión o la filosofía, comprenden que son cosas diferentes. La ciencia no tiene por qué ser incompatible con la fe, simplemente son cosas distintas. De hecho, así lo piensa modernamente la Iglesia Católica, quien ya aceptó hace algunos años la teoría de la evolución de las especies, viéndola incluso como una "evidencia" de la creación, frente a quienes la ven como la evidencia de lo contrario ¿Son entonces los creacionistas antievolucionistas más fanáticos o extremistas que la propia Iglesia, que ya es decir? Mi crítica de hoy se dirige a estos, y no tanto porque "no crean" (como si aceptar una teoría científica fuera un acto de fe) o nieguen la evolución, sino principalmente porque juegan sucio.
He leído ya argumentos muy variados, pero puedo presentar muy sucintamente algunas ideas centrales bastante recurrentes:
La primera y la más fácil, la que pueden usar hasta los más ignorantes, pues no requiere haber estudiado nada, es la maniobra del pase de pelota, según el cual muchos creacionistas juegan un constante partido de tenis: Ante el inevitable -¡Demuestra que existe Dios!- Ellos argumentan: -¡No! ¡demuestra tú que no existe!- Pero, por un lado, el peso y la responsabilidad de la prueba debe recaer en quien afirme algo, esto es, hay que demostrar las afirmaciones, no las negaciones. ¿Por qué? Por sentido común: si no fuera así, deberíamos ponernos a demostrar que no existen los unicornios rosa, los elefantes voladores, las vacas lila, los fantasmas, el flying monster o cualquier otra cosa que podamos imaginar, y por otra parte, la Ciencia tiene cosas más importanes de las que preocuparse que andar desmontando estas y otras tonterías. Seamos coherentes y consecuentes. Si usamos un criterio, usemos el mismo criterio para todo, tanto si nos gustan las últimas consecuencias que podrían derivarse de ello como si nos jode.
Está también la apelación a la abiogénesis, en donde para refutar el creacionismo hay que demostrar que es posible que la vida se origine de la materia inerte. Hasta que los científicos no fabriquen enteramente una célula artificial en el laboratorio, el creacionismo no estará rebatido. Pues bien, aplicando esa misma lógica pero a la inversa, hasta que Dios no se me aparezca en persona, o en espíritu o en lo que sea, no tendré motivos para creer en él. "Es que eso ya es un acto de fe", dirán algunos. Precisamente, si es un acto de fe no puede ser una teoría científica porque la ciencia se basa en hechos materiales, no en la fe en entidades inmateriales, como lo serían el alma o el Espíritu Santo. Y hombre, a la vista está que actualmente hay más "indicios fiables" de que la materia viva se originó de la inerte, aunque aún haya cabos sueltos, que de que apareció por obra y gracia del Espíritu Santo...
Está el argumento "lógico" o de la cosa creada por un creador. Todas las cosas creadas, han sido creadas por alguien, así que la creación es obra de un creador. Suelen poner como ejemplo cualquier cosa creada por el hombre, como un cuadro pintado por un pintor. El pintor es el creador del cuadro, que sería el objeto creado por él. Yo creo que aquí el problema es sustancialmente semántico. Ciertamente es "lógico", pero hay que recordar que algo lógico no tiene por qué ser necesariamente verdadero. Hay muchos casos en que aplicando la lógica llegamos a falacias por no conocer todos los detalles intervinientes en el proceso que estamos explicando. En resumen, que sea lógico no significa que sea verdad. Yo puedo razonar que si después de beber agua fría de la nevera manifiesto los síntomas de un resfriado, la culpa de la infección es el agua fría. Es un razonamiento bastante "lógico" (en sentido campechano), pero sería falso. Por otra parte, crear no es lo mismo que fabricar. Crear es sacar algo de la nada. Fabricar es construir algo con elementos ya existentes. Para lo segundo sabemos que siempre hay un fabricador, pero yo no he visto nunca sacar algo de la nada, así que la supuesta creación del universo no me parece que sea comparable a la fabricación de un objeto. Por otra parte, el argumento de la cosa creada por un creador conduce a una importante paradoja: ¿Y quién creó al creador? Pregunta ante la cual los partidarios del creacionismo o, en su versión más moderna, el Diseño Inteligente, responden que la pregunta es irrelevante, o que Dios es omnipotente, vamos, que no atiende a lógica alguna, lo cual implica la contradicción de que los creacionistas utilicen la lógica de la cosa creada por un creador para intentar demostrar la existencia de un ente que no se atiene a ninguna lógica; o bien que los principios por los que se guía son incognoscibles para el hombre y nunca podríamos comprenderlos. Argumentos muy científicos todos ellos...
También está la exigencia de probar la evolución mediante pruebas empíricas, pero teniendo en cuenta que ellos confunden evolución con especiación y entienden por pruebas empíricas algo así como el lema cotidiano del ver para creer. Agarrarse a esto es, en mi humilde opinión, ponerse en evidencia. A mí me daría vergüenza, porque refleja una profunda ignorancia sobre el tema. Evidentemente no podemos ser testigos mediante observación directa de un proceso completo de especiación porque este requiere millones de años, que parece ser la exigencia que demandan muchos creacionistas para que se demuestre la evolución. Pues hombre, vale que jamás podremos ver cómo una especie animal se convierte en otra en tiempo real, pero la ingente cantidad de indicios existentes en forma de similitudes anatómicas, estadios intermedios y demás, y su fuerte correlación con los entornos naturales en los que aparecen, no hace falta tener titulación para sospechar por dónde es más probable que vayan los tiros. Y sobre las pruebas empíricas, cabe decir que no todas las evidencias científicas se basan siempre y necesariamente en observaciones directas, porque no siempre esto es posible, como ocurre por ejemplo en Física, donde no podemos coger los postulados de la relatividad o la física cuántica y señalar cosas con el dedo. Pero esto no significa que se crea en ellas como un acto de fe, porque también se comprueban, indirectamente, al aplicar sus teorías y modelos de modo que nos permitan predecir otros sucesos. Recordemos que una de las funciones de la ciencia es la predicción, cosa que no puede hacer el creacionismo. Por otra parte, agarrarse a este argumento para ponerse en contra del evolucionismo es dejar al descubierto sus propios genitales: ¿Ver para creer? Pues que empiecen por aplicarse el cuento a ellos mismos, porque yo no he visto a Dios por ninguna parte... Y tampoco he visto ninguna señal suya, y llama la atención que donde otros ven señales suyas, otros tantos pueden explicarlo sin apelar a él. Está claro que no porque no veamos cosas estas dejan de existir, de lo contrario no existiría el aire que respiramos o la materia no estaría formada por átomos (cuya idea, por cierto, es una teoría de exactamente el mismo rango que la teoría de la evolución: se llama teoría atómica de la materia).
Luego está el argumento de la incompletitud del darwinismo original. Esta maniobra demagógica consiste en atacar al evolucionismo metiéndose con el pobre Darwin. Como la teoría que planteó Darwin en el siglo XIX tiene defectos, entonces, "lógicamente", el evolucionismo está mal. Esta gente debe de ignorar que del darwinismo original de Darwin al evolucionismo actual hay un trecho bastante grande, y que el evolucionismo implica (y resuelve) más cosas que las ideas iniciales de Darwin. Junto a este argumento está también la observación de que no hay fósiles que expliquen la transición de determinadas estructuras orgánicas que, lógicamente, fosilizan bastante mal, si es que fosilizan. Existen infnidad de fósiles que reflejan transiciones en las arquitecturas óseas de los organismos. Se pueden hacer observaciones de campo que permiten deducir cómo los animales están bien adaptados a un determinado entorno, o cómo se adaptan si los cambiamos de hábitat. La moderna genética puede establecer grados de parentesco entre todos los seres vivos del planeta y sus datos son coherentes con las premisas evolutivas. Todos los indicios apuntan conjuntamente en la misma dirección: evolución. Pero no, como no sabemos cómo evolucionó el ojo, el evolucionismo entero tiene que estar mal. ¿Es lógico, no? En Neomente redacté hace tiempo un breve y sencillo post sobre Las pruebas de la evolución, que puede servir de aproximación a lo que digo en este párrafo.
Esto es como si un policía llega a la escena de un crimen y la víctima está tendida en el suelo con un cuchillo hundido en su espalda. A su lado, de rodillas, lamentándose, un individuo con las manos ensangrentadas. Se analizan las huellas del cuchillo y coinciden con las de ese individuo. Tres testigos afirman haber visto cómo ese individuo apuñalaba a la víctima. En el interrogatorio se descubre la existencia de un claro móvil que confirman además otras cinco personas de su círculo social. ¿Conclusiones? Según el pensamiento racional: ese individuo es el sospechoso principal y asesino más probable, ya que todos los indicios apuntan en esa dirección. Según el razonamiento creacionista, pudo ser el flying-spaghetti monster y amañarlo todo para que parezca que fue ese pobre hombre. ¿Por qué no? ¡Demuestra que no fue el monstruo!
Lo más inadmisible de todo es pretender que el creacionismo se enseñe como teoría científica alternativa al evolucionismo cuando, precisamente por no ser científica, no es científicamente alternativa. Puede ser una explicación alternativa de tipo religioso o filosófico, que es como lo consideran los creacionistas pro-evolucionistas, pero no es una explicación científica, sino un compendio de críticas al evolucionismo, señalando sus defectos e ignorando sus aciertos, y explicaciones metafísicas o religiosas sacadas de su libro sagrado: la Biblia. Pretender que las historias que recogen un conjunto de pergaminos escritos entre los siglos X a. C. y I d. C. contienen los hechos empíricos necesarios para que el creacionismo, que no es otra cosa que el pilar central de la religión cristiana, pase por teoría científica, no cuela. El lugar del creacionismo, como del cristianismo, es la clase de religión, no la de ciencias naturales.
La principal diferencia entre la ciencia y la religión es que la religión es dogmática, se basa en dogmas de fe, es lo que diga la Biblia (o lo que la Iglesia interprete que dice) y punto, no se puede discutir. Hay que aceptarlo porque sí. Y cuidado con tener dudas, que igual no salvas tu alma (otro día escribo sobre por qué pienso que la religión católica es perjudicial para el ser humano -por ejemplo, impone su postura a través del miedo a la condenación). Precisamente si una teoría se basa en creencias de tipo religioso en lugar de en hechos empíricamente contrastables no puede ser científica. La ciencia se basa en hechos materiales y en base a ellos realiza afirmaciones que pueden comprobarse mediante la experiencia. Huelga decir que en la categoría de "hechos materiales" no pueden incluirse entidades claramente inmateriales como el alma o el Espíritu Santo. Nada se afirma o se niega sobre su existencia, simplemente son conceptos que no pueden manejarse en términos científicos, y por tanto deben estar fuera de la ciencia. El creacionismo se basa en un acto de fe. La teoría de la evolución, como la ciencia misma, se basa en un acto de observación.
Quizá lo más ilustrativo de todo esto sea la reflexión general de que mientras que los creacionistas niegan la evolución señalando defectos e ignorando aciertos, y afirman la existencia de su creador mediante argumentos nada sólidos porque en el fondo son meros actos de fe, la ciencia afirma la evolución señalando la inmensa cantidad de indicios que apuntan en su dirección, pero alerta ante cualquier posible indicio que pudiera apuntar en una dirección distinta, y sobre la existencia de Dios ni se pronuncia porque no es cosa suya. El científico solo dice que, con los datos que tenemos, lo más probable es que las cosas sean así. El creacionista, en cambio, se limita a señalar los defectos, a hacer la vista gorda ante los indicios sólidos, a ofrecer una explicación religiosa como alternativa que plantea más problemas de los que pretende resolver y que, cuando señalas tú sus defectos, escurren el bulto que da gusto: "es que los caminos del Señor son inescrutables", "es que Dios es omnipotente", "es que los motivos del Señor son incognoscibles", "es que el hombre no puede comprender enteramente a Dios", etc, y pretenden que esto sea ciencia. ¿Se ve el juego sucio o no?
La ciencia no tiene todas las respuestas ni pretende tenerlas, pero no es rígida, fija, sino que muy al contrario, está en continuo cambio. La ciencia simplemente construye modelos que nos permitan explicar, predecir y, en su caso, controlar la naturaleza, que son las tres funciones básicas de la ciencia. Y nos fiamos de ella, no porque aceptemos sus teorías como dogma de fe, sino porque comprobamos que sus teorías "funcionan": explican cosas, predicen cosas, nos permite controlar cosas, en definitiva, son útiles. ¿Qué utilidad tiene el creacionismo? Los inventos, los avances, los lujos y comodidades de que disponemos hoy día son fruto del pensamiento racional, la lógica y la ciencia, no de interpretaciones herméticas de textos milenarios...
Defender el creacionismo antievolucionista es negarse a atar cabos, a relacionar las cosas. Es como si tuviésemos un gigantesco puzzle de millones de piezas, del cual nos faltan unos cuantos miles de ellas, y con las que quedan, la ciencia intenta recomponer el puzzle como buenamente puede, aunque obviamente quedan muchos huecos, pero se da cuenta de que muchas piezas encajan con unas con otras, pareciéndole esto sospechoso y postulando con ello la teoría de la evolución; los creacionistas, en cambio, es como si pasasen de romperse el coco y simplemente dicen que Dios las hizo aparecer a todas a la vez y de golpe.
Y no, no se me olvida: -¿Cómo explica usted que muchos científicos defiendan el Diseño Inteligente?- Aunque no es muy formal responder a una pregunta con otra pregunta, ¿cómo explica usted que muchos médicos defiendan la homeopatía? ¿Estupidez? ¿Intereses de otro tipo? ¿Influencia de sus creencias personales? Porque pruebas científicas no me parece que puedan presentar... Bueno, sí, una:
2 comentarios:
Sobre la evolución del ojo vi hace tiempo en ocularis.net un artículo que explica los posibles pasos intermedios. http://ocularis.es/blog/?p=334
Gracias, Adama, interesante artículo. Lo cierto es que hacía un poco de sarcasmo con lo del ojo, ya que fue un "argumento" bastante citado por los creacionistas, aunque en realidad, no deja de ser un caso más de "complejidad irreductible" (según el creacionismo), cuya premisa también es criticable porque no tienen en cuenta que los órganos no aparecen tal cual y de golpe, sino que hay pasos intermedios en los que, además, muchos órganos cumplen varias funciones hasta que la selección natural presiona en una determinada dirección. Por supuesto, los detalles concretos del caso del ojo en particular, no los conozco y en ese sentido agradezco el enlace ;-)
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