Yo también estoy afligido

domingo, 25 de septiembre de 2011

Hace un par de semanas se publicaba en la versión impresa del diario 20minutos la impactante noticia sobre la cruel muerte del toro del Torneo de la Vega en Tordesillas. El titular decía: «Un destornillador terminó con la vida de "Afligido" tras minutos de agonía». Debajo del titular, más pequeño: «Los participantes del Torneo de la Vega matan a un nuevo astado con lanzas. El toro agonizó durante media hora». Realmente aún no tengo claro si se llamaba Afligido o Aflijido, ya que lo tengo visto de las dos formas según el diario que sea, y claro, por normativa ortográfica sería con "g", pero si es nombre propio y éste es con "j" pues es con "j". En fin, que miembros de la plataforma Igualdad Animal se habían infiltrado en el "espectáculo" con cámaras ocultas registrando lo sucedido: «La persona encargada de apuntillar al toro con un cuchillo para seccionar la médula espinal y matarlo no se encontraba en el pinar, así que un grupo de mozos intentó romperle la médula desde un árbol con una lanza y, al no conseguirlo, utilizaron un destornillador para rematarlo»


Al evento acudieron 30.000 personas, que supone seis veces el propio censo de Tordesillas, por lo que está claro que hay mucha gente a la que le gustan estas cosas. Llama la atención el orgullo que sienten los espectadores por esta tradición, no es algo que uno hace sabiendo que está mal o con algún reparo o cargo de conciencia, sino que realmente se sienten orgullosos de la proeza, defendiéndola a capa y "lanza" y arremetiendo contra quienes se manifiestan en contra de esta actividad por no estar de acuerdo con prácticas que impliquen crueldad animal gratuita e innecesaria. El vencedor del torneo declaró de hecho con gran satisfacción: «Te sientes como Cristiano Ronaldo, el pueblo te quiere, eres Dios». A mí esto me parece muy grave y da que pensar: ¿lo hace para que lo adoren? Y lo que sería más terrible: ¿es ese un buen motivo para adorar a alguien? ¿Queremos que esos sean buenos motivos para tener un buen concepto de nuestros semejantes? 

El contrapunto de la noticia fue la detención de una mujer por la Guardia Civil, durante la celebración del torneo, por rociar con gas pimienta a un grupo de participantes y espectadores, así como a los propios agentes de La Benemérita. Muchos se volvieron contra la mujer y probablemente la habrían linchado de no ser detenida. Parece que con las personas no nos podemos meter, ya que tienen derechos y esas cosas, pero con los animales, como no los tienen, podemos ensañarnos a gusto, que no pasa nada.

Es indudable la relación que guarda este torneo con el tema de si la tauromaquia sí o la tauromaquia no, pero yo creo que esto en concreto va más allá, ya que en una corrida de toros al uso no se da muerte al animal de tan cruenta y ensañada manera. Yo estoy en contra de "los toros", pero al menos en el ruedo se da muerte al animal de una manera que, en comparación con esta, es bastante más digna, aunque no por ello el ruedo es la eutanasia legal que quisiéramos muchos, ni mucho menos. Las fotos del torneo revelan a personas en acto de ensañamiento, lo que muestra la cara más oscura, violenta y cruel del ser humano. ¿Es esa la imagen que queremos mostrar de nosotros mismos? ¿la de un animal que abate brutalmente a otro animal, y solo por placer? ¿Eso es lo que somos? O lo que sería aún más terrible: ¿Eso es lo que queremos ser? 

Yo pienso que no es tanto una cuestión de si los animales tienen derechos o dejan de tenerlos, o de si los merecen o no. Yo creo que es más una cuestión de pura y simple actitud humana ante la vida. ¿Qué actitud deseamos tener? ¿de respeto hacia la vida, hacia los seres vivos, en la conciencia de que todos somos animales que conviven en un mismo planeta? ¿o de superioridad y constante afán por demostrar que somos mejores, más listos o más fuertes que los demás animales? No es ingenuidad idealista, soy consciente de que existe una cadena alimentaria y de que somos carnívoros, y por ello no estoy en contra de matar animales, estoy en contra de matar animales de determinada manera o por determinadas causas o con determinadas intenciones. En lo que hacemos, en cómo lo hacemos, en por qué lo hacemos, es en donde queda en parte reflejada nuestra esencia, lo que somos y lo que queremos ser, y es justamente por esto por lo que me parecen tan terribles las personas que participan en estos torneos y se sienten orgullosas de ello.




¿Puede ser ignorancia? ¿Puede esta gente estar convencida de que los animales no sienten dolor o sufrimiento? Porque a lo mejor piensan que matar a un toro es como matar a una mosca, ignorando que hay diferentes grados de desarrollo en los sistemas nerviosos y que, cuanto más complejos son, más sensibilidades son capaces de alcanzar. Entonces yo me pregunto cosas: si no es ignorancia, ¿puede ser algo más o menos equivalente a la psicopatía? (entendida como ausencia de empatía), porque claro, si te la suda lo que pueda "sentir" el animal con el que te vas a ensañar, ¿qué impide que tarde o temprano demuestres esa misma indiferencia hacia un ser humano? ¿la existencia de leyes? Imagina que así fuera: ¿te imaginas que la única razón por la que un ser humano no matase a otro ser humano fuese exclusivamente por miedo a ir a la cárcel? ¿nos conviene esto como sociedad? Solo pregunto.

Casual y curiosamente, a los pocos días de leer consternado la noticia, se publicaba una revisión teórica en la revista Psicologia.com que mostraba la crueldad animal como un posible predictor de crueldad hacia los seres humanos, es decir, que existe una importante correlación entre mostrar crueldad hacia los animales y mostrarla también hacia las personas. Al parecer, en los manuales de diagnóstico de enfermedades mentales, aparece la crueldad hacia los animales como criterio diagnóstico de diversos trastornos disociales en niños y adolescentes que de no ser tratados a tiempo, pueden acabar derivando, aunque no siempre, en comportamientos violentos y peligrosos en la edad adulta. 

La versión impresa de la noticia es también interesante porque menciona también otras fiestas populares con animales no menos impactantes. Las que siguen a continuación aún se celebran:


  1. El Toro de la Vega es una tradición del siglo XVI en la que vecinos de Tordesillas persiguen a un toro de gran envergadura a pie y a caballo armados con lanzas. La fiesta está considerada de Interés Turístico Nacional.  
  2. Toros embolaos. Se trata de colocar sobre la cabeza de los toros unos artilugios con material inflamable al que prenden fuego, de manera que los toros corren aterrados por las llamas golpeándose contra todo lo que encuentren intentando apagar el fuego.
  3. Toro de San Juan. El pueblo de Coria suelta un toro mientras los vecinos le lanzan dardos para acabar rematándolo de un tiro.
  4. Becerradas. Se sueltan vaquillas de 1 ó 2 años en espacios cerrados y son torturadas hasta la muerte. Se celebra en Chinchón, El Escorial o Los Molinos.
  5. Encierros por el campo. Consiste en perseguir y acosar a toros con vehículos a motor en La Alcarria.
  6. Toros ensogados. Se le pone una soga al toro y los vecinos tiran de la cuerda arrastrando al animal por el suelo, sacrificándolo horas después. Se celebra en Benavente y pueblos de Andalucía.
  7. Bous a la mar. Fiesta alicantina también de Interés Turístico Nacional. Se tiran vaquillas vivas al mar y luego los mozos intentan rescatarlas, pero algunas se ahogan.
  8. Aves decapitadas. En localidades de Extremadura, La Rioja, Valladolid o País Vasco se incluyen estas prácticas en sus fiestas.
  9. La cabra de Manganeses. Ya no se celebra. En 2002 el Ayto de Zamora prohibió lanzar una cabra desde el campanario de la iglesia.
  10. Gallos de Guarrate. Jinetes a caballo descuartizaban gallos vivos colgados en la plaza, con espadas. La fiesta pervive pero ahora se hace con gallos muertos.

Si entendemos la crueldad como «el placer o gozo que se siente haciendo sufrir o viendo sufrir», que es como la describe el diccionario Larousse Escolar, y que pienso que podemos tomar como idea básica que refleja la naturaleza psicológica de todo acto cruel, creo que podemos preguntarnos, con cierta preocupación, hasta qué punto son capaces estas personas de separar el sentimiento de placer por el sufrimiento según sea el objeto un animal o una persona. ¿Puede una persona sentir placer torturando a un animal, pero no sentirlo si se trata de una persona? Pregunto, y con cierta preocupación, porque el estudio señala que, por ejemplo, muchos asesinos en serie empezaron torturando a sus mascotas y a diferentes animales.
Washburn, citado por  Fromm,  dice  que  el  grado  en  que  han  entrado  a  formar  parte  de  la psicología humana las bases biológicas del acto de matar, puede medirse por la facilidad con que se logra interesar a los chiquillos en la caza, la pesca, la lucha y los juegos bélicos. No es que ese comportamiento  sea  inevitable  sino  fácil  de  aprender,  satisfactorio  y  en  la  mayoría  de  las civilizaciones ha sido recompensado socialmente. El talento para matar y el placer que procura su ejercicio se desarrollan normalmente en el juego, y las normas del juego preparan a los niños para su papel de adultos.

No pretendo ser alarmista. No estoy diciendo que todos los asistentes al Torneo de la Vega sean unos potenciales asesinos (aunque en el vídeo se dice que los detractores de la fiesta viven con miedo y no pueden manifestarlo públicamente porque los defensores de la misma les agrederían, así que en ese sentido el estudio parece acertar...). Pero sí me parece interesante y oportuna la reflexión general de que la crueldad se deba a falta de compasión y que ésta no distingua entre animales y personas, y que ciertos aprendizajes, sea a modo de juego o en tradiciones históricas consolidadas, podrían contribuir, no sé en qué medida, a esa "deshumanización". Los niños aprenden jugando. Interpreto que las reglas y otros elementos del juego es lo que configurará buena parte de su arquitectura mental, de modo que lo que aprenden jugando de niños, es, por decirlo así, lo que aplicarán cuando sean adultos, así que planteémosles juegos que tengan las reglas y elementos que queremos que usen. ¿Queremos un juego en donde el niño aprenda a no tener compasión ni piedad? Pues empecemos por enseñarle a relacionarse de modo amigable y respetuoso con los seres vivos (y démosles ejemplo), y eso es lo que aplicará a las personas. "This is not Sparta". 

EDITO para añadir la aportación de El Crazy Xabi, quien observa que si además tenemos en cuenta toda la legislación vigente referente a la minimización de daños y sufrimiento animal en los trabajos e investigaciones científicas que incluyan manipulación de animales, el absurdo es aún mayor.

2 comentarios:

Vedisu dijo...

Todo este tipo de "fiestas" me parecen barbaridades. Me da mucha rabia ver cómo las anuncian en la televisión como si fueran lo más normal del mundo.

A pesar de que mi relación con el mundo animal, no es todo lo fructífera que tendría que ser (me refiero a que hay una serie de animales que jamás tocaría simplemente porque me dan muchísimo respeto y no me inspiran confianza), entiendo perfectamente que también sufren y mucho, y no soporto ver cómo son maltratados. Dos casos de sufrimiento animal (quizás para algunos sean poca cosa, pero para mi no)que me han tocado vivir han sido: 1º tener que ver a una alumna cogiendo su hámster y tirarlo al suelo desde una altura bastante considerable, de modo que el pequeñín se quedaba "espatarradín" en el suelo :S; a mi no me gustan los roedores pero me angustiaba tener que ver al hámster en esas condiciones, hasta que se lo dije a la madre y el hámster pudo vivir feliz en su jaula correteando; y el otro caso, es el de que una niña de 7 años a la que regalaron un perro y lo mueva con la correa al cuello (casi para ahogarlo) como si fuera un títere, cualquier día va a arrancarle la cabeza, y por más que se lo digo, oye ni caso... si en casa no se lo enseñan... vamos mal. A mi estas pequeñas cosas me pueden.

Pero este artículo me ha hecho preguntarme, si realmente sabemos el sufrimiento que deben padecer los animales que tan "rícamente" nos comemos. Considero que el sufrimiento de los animales en todas esas fiestas puede ser el mismo, e incluso algo menor, que el que tienen que sufrir los animales camino del matadero, porque esos camiones que nos cruzamos en la autopista llenos de cerdos o de gallinas, son crueles.

Rober dijo...

Una vez vi un documental donde se veía qué hacían con las vacas cuyos filetes vamos a comprar al supermercado y me pareció una muerte bastante digna. Indudablemente el camino al matadero, si son capaces de intuir lo que les va a pasar, no dejará de ser horrible, pero al menos se les da una muerte digna: rápida e indolora, que ya es mucho viendo lo que se ve por ahí.

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